lunes, 27 de junio de 2011

Sábado.

Es otro sábado, es otra noche, pero es la discoteca de siempre y es el Dj de siempre pinchando esa canción...
Y por primera vez, te miro y me fijo cómo te mueves, cómo tus caderas se contonean lascivamente al ritmo de la música, cómo tu cuerpo me provoca, sin que tú lo sepas. La sangre me hierve cada vez que miro el escote de tu blusa blanca y me estremezco cuando tus ojos se cruzan con los míos. Sonríes, me sonríes y sigues bailando.

No puedo esperar más, mi cuerpo me conduce sin que yo pueda controlarlo, estoy justo detrás de ti y exhalo el perfume que llevas haciendo que pierda la cabeza. Totalmente embriagado te cojo por la cintura, y tú echas hacia atrás la cabeza. -No sé quien eres, no sé tu nombre ni quiero saberlo, pero te deseo aquí y ahora. Te susurro. Y empiezo a lamer tu oreja y a dibujar líneas imaginarias con la punta de mi lengua, es entonces cuando bajo por tu cuello, que lo devoro centímetro a centímetro, exploro encontrándote los puntos de mayor debilidad, te tengo a mi merced y tú lo sabes, me coges la mano y la llevas hasta tus pechos cuyos pezones ya puedo notar muy duros, los palpo y disfruto tranquilamente, dejando tu cuello cubierto por mi saliva para encaminarme hacia tu boca, te doy la vuelta agarrándote de las caderas. Nuestras bocas se juntan en una sola para luego dejar paso a nuestras lenguas, que se abrazan dentro de éstas y también fuera, bailando una sobre la otra, lamiéndose entre si.
Sin previo aviso me despego de ti, no por sentirme saciado ni mucho menos, si no para ver como sorprendida abres los ojos poco a poco y me miras pidiéndome algo más fuerte.
Pongo mi mano entre tus muslos y poco me falta para quemarme.
-Veo que necesitas refrescarte un poco. Te digo, y cogiéndote de la mano te conduzco hacia la barra. Sin que nadie se de cuenta, robo a una camarera distraída una botella de agua y un vaso de plástico con hielo que acaba de servir. Te llevo hasta una esquina poco iluminada de la discoteca, algo apartada del bullicio, aquí la música no retumba tanto.

Te apoyo contra la pared y comienzo a desabrocharte la blusa blanca.
Cojo un cubito del vaso y lo deslizo por tus labios, lo aparto justo cuando comienzas a abrir la boca. - No, aún no. Te ordeno. Y continúo mojando tus labios, cuando ya se ha desecho bastante recorro un camino que baja por tu mentón, tu cuello, tu pecho y lo llevo hacia la izquierda, por dentro de la blusa y mojo tu pezón para luego proseguir con el resto de tu aureola describiendo una espiral, hago lo mismo con tu seno derecho y lo llevo de nuevo a tu boca. - Ahora sí quiero que lo lamas. Te digo meloso sin apartar los ojos del hielo y me quedo sacando la lengua con cara de cabrón morboso.
-Chúpalo preciosa. Es entonces cuando cierras los ojos y obediente como un corderito, accedes a que meta el hielo casi desecho dentro.
Oigo como lo muerdes y chupas los fragmentos para luego tragarte el agua de tu boca.
Noto que esto no ha echo si no que calentarte todavía más y para refrescarte cojo otros tres cubitos y los paso por tu nuca, te estremeces y sueltas un “joder” que me llega al alma y me la pone más dura si cabe.

Cojo entonces la botellita de agua fresca, abro el tapón y lo tiro, doy un pequeño sorbo y te invito a beber de mis propios labios.
Besándonos hecho agua sobre tu cara y la bebo de tus mejillas y tu cuello y de tu pecho empapado, metiéndome en la boca una de tus tetas, luego la otra, saboreando tus pezones, acogiéndolas con mis manos que se resbalan por lo empapadas que están.
Dejo la botella medio llena en la repisa de una columna, levanto la cabeza y dándote un buen morreo recorriéndote la boca con mi lengua te empiezo a desabrochar el pantalón mostrando así el pequeño tanga negro
-¿Y el conejito? ¿Nos hemos olvidado de dar de beber al conejito verdad? Te digo sonriente, te muerdes el labio inferior y cierras los ojos por que ya sabes lo que va a pasar, notas como estiro el elástico de tu tanga y como se llena tu entrepierna de agua fría que te inunda el pubis, empapando esa zona que ahora esta hirviendo y como acaba chorreando por tus muslos hasta tus tobillos. Gimes sin poder hacer nada, estás a mi total merced, me encanta jugar contigo de esa manera.

Tiro la botella y comienzo a acariciar tu sexo mojado no sólo por el agua, por lo que noto, lo palpo, siento el fino bello que lleva hasta tu hendidura, la repaso con mi dedo índice y se escapan de tu boca dulces gritos ahogados por la música de fondo. Con la mano izquierda encuentro tu clítoris y lo masajeo poco a poco describiendo espirales, moviendo el dedo al sentido de las agujas del reloj para luego hacerlo a la inversa, lo toqueteo bien de un lado a otro, hago que se hinche y por tu reacción sé que no lo hago mal, te tiemblan las rodillas, casi no puedes sostenerte en pie y te abrazas a mi para no caerte, entonces te doy la vuelta y te pongo de espaldas a mí, sigo jugando con tu botoncito, te bajo los pantalones a media altura de tus muslos y hago lo mismo con tu tanga mojado, ahora con mas libertad mi mano derecha te folla bien el coño, primero con un dedo y acto seguido con dos, cada vez más adentro y cada vez más fuerte y rápido gracias a la lubricación.
-¡Quiero que te corras ahora mismo, zorra! te digo violentamente mientras te agarras a mí con las rodillas flexionadas y jadeando como una perra en celo.
Comienzas a gritar cada vez más fuerte, eso me excita más ya que se qué de esta forma llamamos la atención y seguramente alguien nos lleve observando durante un tiempo.
De repente noto como tu vagina expulsa un poco de flujo, señal que te acabas de correr además por tus espasmos de caderas y tus gemidos entrecortados, jadeas mientras yo decelero la masturbación hasta que compruebo que has quedado satisfecha.

Te levanto, miro como te abrazas a mí y levantas la cabeza para abrir tus ojos nublados por las lágrimas, y me dices que ha sido estupendo pero que aún quieres más.
-Tranquila gatita, que yo aún no me he quedado servido. ¿Ves esto de aquí? Te digo mostrándote mi polla bien dura con las venas marcadas y con el capullo sacado mirándote.-Pues quiero que lo chupes. Sin vacilaciones, apoyas tu culo contra la pared y agachando la espalda comienzas a saborear mi rabo, chupando primero el prepucio y bien ensalivado pasas a introducirte el mástil tragándotelo poco a poco en cada embestida, acto seguido te cojo de los pelos como si llevases una coleta, igual que hacen en las películas porno para que se vea bien como la chupas, y empiezo a follarme tu boquita, arriba y abajo bien adentro notando que te llega a la garganta, la saco de golpe y un hilo de saliva une tu boca con mi verga.
-Lo haces bien cariño, te felicito, como una auténtica profesional te has portado.
Te incorporo, te pongo de espaldas a mi y agarrándote por las caderas, te repaso la polla ente tus nalgas, cojo tus muñecas y hago que te apoyes en la pared. Un brazo mío te rodea la cintura y encaminando el rabo, con la otra mano lo introduzco en tu coño, lo meto hasta el fondo de una sacudida de mi cintura contra tu culo.
Me acerco a tu oído y te susurro: -Vas a ver lo que es bueno...
Culeando sin parar y acelerando mas el ritmo te doy pequeños azotes en tu trasero que hace que grites poniéndome más cachondo, mi polla entra y sale a placer en un conejito tan bien lubricado como el tuyo, haciendo que cada embestida sea más fuerte que la anterior. Mientras la meneo dentro de tu coño y la saco poco a poco, para volver a marcar el ritmo de mis pollazos, agarro de nuevo tu pelo para que te sientas como mi yegua y sigo azotándote ahora bien fuerte. -¡Grita! ¡Grita!, creo haber visto un hijo de puta que nos esta observando mientras se palpa el paquete, le estás poniendo a cien nena.
Estamos los dos fuera de si, follando como locos, totalmente idos de lo que pasa a nuestro alrededor, me agarras por el muslo con fuerza pidiéndome que lo haga más y más fuerte, durante un tiempo mi polla sale y entra tan rápido de ti, que no sabes ya si el coño lo tienes lleno o vacío, hasta que pegas un grito un par de decibelios por encima de la música, un grito que desgarra el aire indicando así tu segundo orgasmo. No tardo en acompañarte inundando tu cueva con mi leche hirviendo. Al sacar la polla de repente, tras suavizar el ritmo, un poco de mi semen se escapa de tu raja y chorrea por tus muslos igual que hizo antes el agua.
Te doy la vuelta y te abrazo contra mi pecho, noto como nuestros corazones parecen caballos desbocados y nuestros pulmones no acaban de encontrar todo el aire que necesitan. Nos apoyamos un momento en la pared para poder vestirnos de nuevo, tú todavía húmeda por el agua y yo por el sudor y es justo en ese momento cuando la sesión termina, encienden las luces y salimos caminando como podemos hasta la salida de la disco.
Quizá para los demás sea otro sábado, otra noche, pero yo sé que nunca olvidarás qué pasó ese sábado y esa noche.

5 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho. Sólo una cosa: cuidado con la ortografía, por favor! Por lo demás, genial!

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  2. Solo puedo decir que este blog es muy caliente. Escribe más!!! Si pides colaboraciones seguro que saldrían historias buenísimas, aprovecho para presentarme voluntario jejeje.

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  3. Muy muy bueno, de verdad. Te felicito!

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  4. dios.... me encanta tu blog.... ñ_ñ
    espero que no dejes de escribir me sé esta historia de memoria

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  5. Genial!!!!!!!!!!
    Por dios me he leído TODO blog varias veces, y leo también el twitter a diario y viendo lo bien que escribes te hago si me permites una pequeña petición por dios: Profesor/alumna es mitiquisimo pero es que me encanta como escribes >.< y querría saber como lo planteas porque se que me encantara por dios sube historias nuevas pronto que casi me se estas TODAS de memoria (aunque esta es mi favorita ajajaja)

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